La encíclica Patriarcal de Su Santidad El Patriarca Moran Mor Ignacio Aphrem II por Motivo de la Santa cuaresma.

 

No. EN 128/22

 

Extendemos nuestra Bendición Apostólica, piadosas oraciones y saludos a nuestros hermanos, Su Beatitud Mor Basilio Thomas I, Catholicos de la India, y sus Eminencias los Metropolitanos; nuestros hijos espirituales: Muy Reverendos Corepíscopos, Reverendos Sacerdotes, Monjes, Monjas, Diáconos y todo el bendito pueblo Siriano Ortodoxo en todo el mundo. Que la Divina Providencia los abrace por intercesión de la Virgen María, Madre de Dios, y de San Pedro, Jefe de los Apóstoles, y de los demás Mártires y Santos. Amén.

 

“El que tiene boca, intelecto y lengua está obligado a dar gracias en nombre de las criaturas silenciosas” (Mimro 54, sobre la Alabanza de la Tarde)

 

Queridísimos amados en Cristo,

 

Con estas palabras, nuestro gran santo y maestro San Jacobo de Serugh nos aclara la responsabilidad del ser humano por toda la creación, la cual Dios le encomendó a Adán, no solo para que tuviera dominio sobre ella, sino también para que la cuidara como administrador de ella.

 

Mientras contemplamos la creación y vemos su belleza y la armonía que existe entre todas las criaturas; glorificamos a Dios, el Creador, por Su gracia, porque “Los cielos cuentan la gloria de Dios; y el firmamento proclama la obra de sus manos.” (Salmo 19:1). Cuando observamos la naturaleza, nos asombra la armonía de los movimientos de las estrellas y los planetas, y el fino orden que prevalece entre los animales y aves de todas las especies y clases. Estamos asombrados ante la majestad de la sabiduría y el poder de Dios, porque todas las criaturas están sujetas a las leyes de la naturaleza que Dios ha ordenado para poner el universo en orden, porque “Él las estableció por los siglos de los siglos; fijó sus límites, que no se pueden traspasar.” (Salmo 148: 6).

 

El poder de Dios se revela por el establecimiento de su Autoridad (Soberanía) sobre todo el mundo. Así, su reino gobierna sobre toda la creación, racional e irracional, viva e inanimada (cf. Salmo 103, 19), como escribió san Pablo a los romanos: “Desde la creación del mundo, su eterno poder y divinidad, aunque invisibles, han sido entendidas y vistas a través de las cosas que él ha hecho” (Romanos 1:20). También leemos la revelación a Job el justo, instruyéndolo a considerar las maravillosas obras de Dios y darse cuenta de la cuidadosa atención de Dios a todos los detalles de nuestras vidas, y entender los milagros que son realizados por Aquel cuyo conocimiento es perfecto (cf. Job 37: 14-16).

 

Por lo tanto, la tierra se convirtió en un hogar que Dios preparó para el hombre y para todas las criaturas. Nosotros, los humanos, vivimos en esta casa, según la imagen de Dios, nuestro Creador, reflejando en nuestra vida el amor que es el principal atributo de Dios. San Jacobo de Serugh escribió estos hermosos versos que describen la unidad de esta casa:

 

Que se traduce como:

 

Una es la casa que el Creador construyó para todos los seres humanos,

 

Y una es la tierra que los contiene a todos a pesar de ser muchos,

 

Uno es el universo, con un techo (el cielo),

 

Una luz y un soplo del Creador, tiene todo el mundo,

 

Todo lo que hay en la casa es de Dios:

 

Uno es la casa y uno son todos los que en ella habitan”

 

(Mimro 28 – sobre Ananías y Safira)

 

Cuando Dios creó al hombre, le otorgó dominio sobre todas las criaturas de la tierra, el aire y el mar (cf. Génesis 1, 26). Entonces se instruyó al hombre para que labrara la tierra y la guardara (cf. Génesis 2: 15). Así, al hombre se le dio la responsabilidad de cuidar la creación de Dios, que estaba sujeta a Su gobierno. Para describir la importancia de esta responsabilidad que se nos ha transmitido, recordamos el verso de San Jacobo de Serugh, que rezamos semanalmente los domingos por la noche. Él dice:

 

“El que tiene boca, intelecto y lengua está obligado a dar gracias en nombre de las criaturas silenciosas” (Mimro 54, sobre la alabanza de la tarde)

 

Por tanto, el hombre está llamado a cuidar de la naturaleza como un custodio que dará alabanza, gloria y acción de gracias a Dios por sus dones y su gracia.

 

Sin embargo, el hombre no siempre fue fiel en esta responsabilidad hacia la naturaleza. Como resultado de sus malas decisiones y mala conducta, “la tierra se corrompió delante de Dios, y la tierra se llenó de violencia” (Génesis 6:11), hubo un diluvio. Después del diluvio, Dios hizo un pacto con el hombre y todas las criaturas. El abuso de la naturaleza por parte del hombre, por lo tanto, se convirtió en la causa de muchos desastres naturales y contaminación ambiental, lo que resultó en un gran desequilibrio ecológico. El hombre ha actuado durante mucho tiempo de manera egoísta, descuidando la naturaleza e ignorando a otras especies. Incluso mostró enemistad hacia sus hermanos, abusando de la autoridad que Dios le había confiado sobre la naturaleza. La codicia se ha apoderado del hombre que, a nivel individual, grupal y estatal, está consumiendo los recursos naturales para saciar su deseo de acumular posesiones materiales más allá de sus necesidades. Este comportamiento exhibe una clara desconfianza en la promesa del Señor que dice: “Mirad las aves del cielo; no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros, y sin embargo vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No son ustedes de más valor que ellas?" (Mateo 6: 26).

 

Queridos amados hijos espirituales,

 

En esta ocasión de la gran Cuaresma, los invitamos a contemplar con nosotros la grandeza de nuestro Creador y la belleza de la naturaleza que Él nos encomendó para cuidar y aprovechar. Esforcémonos por hacer de la tierra un buen terreno donde se plante la Palabra del Evangelio, un jardín donde abunde el Amor y un lugar sagrado donde glorifiquemos el nombre de Dios nuestro Creador. La gran Cuaresma es una oportunidad para que fortalezcamos nuestra relación con Dios, apreciemos su obra redentora por nosotros y le agradezcamos a través de nuestras buenas obras. Combinemos nuestro ayuno y caridad con más cuidado por el medio ambiente y la creación. Abstenernos de abusar de la naturaleza y usarla en exceso, para contribuir a la eliminación de la contaminación y la restauración de nuestro hábitat natural, a fin de hacerlo sostenible en beneficio de las generaciones futuras. Mientras contemplamos en oración las consecuencias de la pandemia del COVID-19 que todavía afecta a muchas personas, pedimos a nuestro Señor Jesucristo, a quien se someten el viento y toda la naturaleza (cf. Mc 4, 41), que nos ayude y dirija nuestra barca al puerto de la salvación, para que al final de esta Cuaresma lleguemos a la Fiesta de la Resurrección y la celebremos con gran alegría.

 

Amados, Que el Señor bendiga vuestro ayuno y acepte vuestras oraciones, limosnas y arrepentimiento. Que Dios os proteja a todos de toda clase de dolores, enfermedades y dolencias, por la intercesión de la Virgen María, Madre de Dios, de San Pedro el Príncipe de los Apóstoles, y de todos los Mártires y Santos.

 

Emitido en nuestro Patriarcado en Damasco, Siria

 

1 de marzo de 2022, Octavo Año de nuestro Patriarcado.

 

Normal 0 false false false EN-US X-NONE AR-SA /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0in 5.4pt 0in 5.4pt; mso-para-margin-top:0in; mso-para-margin-right:0in; mso-para-margin-bottom:8.0pt; mso-para-margin-left:0in; line-height:107%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:"Calibri",sans-serif; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:Arial; mso-bidi-theme-font:minor-bidi;}

 

 Banco Nacion
Cuenta Nro: 302118263
CBU: 0110030340003021182630

Seleccione su Idioma

©2024 ISOA

Busqueda