ܢܘܚܡܗ ܕܠܥܙܪ
Sábado de Lázaro.
Juan 11,28-46
[28]Después fue a llamar a María, su hermana, y le dijo en voz baja: «El Maestro está aquí y te llama».
[29]Al oír esto, ella se levantó rápidamente y fue a su encuentro.
[30]Jesús no había llegado todavía al pueblo, sino que estaba en el mismo sitio donde Marta lo había encontrado.
[31]Los judíos que estaban en la casa consolando a María, al ver que esta se levantaba de repente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí.
[32]María llegó a donde estaba Jesús y, al verlo, se postró a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto».
[33]Jesús, al verla llorar a ella, y también a los judíos que la acompañaban, conmovido y turbado,
[34]preguntó: «¿Dónde lo pusieron?». Le respondieron: «Ven, Señor, y lo verás».
[35]Y Jesús lloró.
[36]Los judíos dijeron: «¡Cómo lo amaba!».
[37]Pero algunos decían: «Este, que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podía impedir que Lázaro muriera?».
[38]Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima,
[39]y dijo: «Quiten la piedra». Marta, la hermana del difunto, le respondió: «Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto».
[40]Jesús le dijo: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?».
[41]Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: «Padre, te doy gracias porque me oíste.
[42]Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado».
[43]Después de decir esto, gritó con voz fuerte: «¡Lázaro, ven afuera!».
[44]El muerto salió con los pies y las manos atados con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: «Desátenlo para que pueda caminar».
[45]Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en él.
[46]Pero otros fueron a ver a los fariseos y les contaron lo que Jesús había hecho.
Feliz y Bendito Sábado.